El Amigurumi más Rosa: The Pink Panther

¿A quién nos recuerda este amigurumi? Cuando terminé la cabeza, aún sin orejas a decir verdad, mi hijo de 22 años dijo que se trataba de un Angry Bird. Ante tal mazazo, hice y rehice pero luego me di cuenta de que este personaje nació en 1964, el mismo año en que Bob Dylan se reunió por primera vez con los Beatles, siendo un tal Johnson presidente de los USA, y que igual la gente joven tiene solo una ligera idea de quiénes fueron todos ellos.
Al genial creador de la Pantera Rosa, Frizt Freleng (que ya antes había dibujado ni más ni menos que a Piolín y Silvestre, Speedy Gonzales, o Porky) le pidieron solo tres requisitos: que fuera un personaje mudo, simpático y, sobre todo, rosa. No creo que haya en toda la historia de la animación cinematográfica un mimo que se exprese sin palabras de modo más inteligente ni, desde luego, más rosa. Que haya elevado la rosez a mayores cotas de ironía, alejando ese color de su cliché cursi y pastelero.
Era la época de la psicodelia, nuestro bicho -muy masculino aunque por ser pantera siempre se refieran a él como ella- se paseaba entre un público adulto que por primera vez descubría un dibujo concebido también para adultos e intelectuales. Aquel arranque de jazz, con la magnífica composición de Henry Mancini, era toda una declaración de principios. Si queréis ver al conjunto original que la orquestó, os dejo el enlace. Se ve antigüillo pero son extraordinarios esos músicos y ese saxo tenor, ah, qué saxo.
En el Boulevard de la Fama de Hollywood, la Pantera Rosa cuenta con sus propias huellas impresas en una de las losetas, junto a Cary Grant y Katherine Hepburn. Las sonrisas de los tres me reconoceréis que son de las más seductoras que el celuloide ha podido reunir bajo tus pies si te das un paseíto por allí.
Este amigurumi ha sido mi deuda de gratitud para con el talento y el ingenio a raudales de todos los que hicieron posible The Pink Panther, que dejó de dibujarse justo hace veinte años.